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En la actualidad, nuestros niños están sometidos a una diversidad de estímulos en los diferentes contextos en donde se desenvuelven, ya sea familiar, escolar, social, etc. Estos estímulos se convierten muchas veces en exigencias para ellos, y aunque son creativos y moldeables por naturaleza, se encuentran en pleno desarrollo y no disponen de la madurez fisiológica ni emocional suficiente para asimilar toda esa información que proviene de su exterior. En todo momento se les pide ser de una manera u otra para facilitarle su adaptación a la sociedad. Sin embargo, no saben cómo echar mano de su potencial en desarrollo como individuo con cualidades y recursos únicos.

Los niños no tienen desarrollada al cien por ciento su capacidad para poner en palabras o verbalizar lo que les ocurre y todo lo que les genera dificultad se concentra en su interior, ya que no dispone de muchos recursos para dar salida a estas dificultades. Las dificultades en los niños aparecen de formas diversas; problemas con múltiples máscaras.

La terapia emocional ofrece un esquema de trabajo especial adecuado para ellos. Partiendo de la idea de que el niño es un experto en el lenguaje no verbal y que el lenguaje fundamental y predominante es el lenguaje de los símbolos (ya que el usa más la imaginación, la fantasía y el juego), empleamos el juego como sustituto del lenguaje y como un medio de expresión y comunicación natural con los niños, utilizando lo que se conoce como Terapia de Juego, tomando en toma en cuenta la influencia de los padres y de otros ambientes en el desarrollo del niño.